Los Reyes son de Oriente y los padres son los Magos

05.01.2018

Durante la llamada "más entrañable época del año", muchos son los que experimentan un carrusel de emociones de toda índole. La Navidad es, sin duda un periodo muy especial en diversos sentidos.

Para los más pequeños de la casa, es sencillamente una explosión de magia e ilusión día tras día. Pero ¿Qué sucede cuando las cosas no van bien en casa? ¿Qué hay de aquellas familias que se encuentran sumidas en pleno procedimiento de separación familiar? ¿Y aquellos que ya tomaron la decisión y viven permanentemente divididos?

En estos casos la situación se vuelve complicada. Pensemos que en el caso de parejas estables, la Navidad y el reparto de fechas entre familias ya puede suponer un dolor de cabeza. Observamos entonces las más originales soluciones: reparto de fiestas equitativo, celebración de las fiestas cada año con una parte de la familia, o incluso aquellos que optan por unificarlos a todos en su propia unidad familiar y crear nuevas tradiciones. Por supuesto y tal como apuntábamos anteriormente, toda esta situación puede complicarse cuando se afronta una ruptura de pareja. Ahora bien ¿es imposible salvaguardar la ilusión de nuestros niños? La respuesta es SÍ, pero incluye una dosis de cooperación y trabajo en equipo por parte de los padres.

Resulta vital que no dejemos que nuestros problemas trasciendan a los pequeños de la casa. Aún así, entendemos que a veces resulta imposible aparcar ciertas diferencias, pero por su bien, recomendamos dejarlas a un lado o incluso pactar una tregua durante este periodo vacacional en pos de nuestros hijos. En un clima de novedades constantes para un menor, resulta de suma importancia guardar ciertas tradiciones y adaptar en la medida de lo posible la nueva situación parental a las expectativas desarrolladas por nuestro hijos durante años. Es importante no obstante desarrollar su tolerancia a los cambios -pues estos no siempre pueden evitarse-. Para ello recomendamos el dialogo claro con nuestros pequeños y la anticipación, haciéndoles partícipes de lo que va a suceder con el tiempo suficiente para que lo puedan asumir. La flexibilidad es la clave, se trata de que les escuchemos y de que les hagamos entender la nueva realidad.

En cuanto a los regalos, debemos ante todo evitar la competencia parental por realizar el mejor regalo y tratar de recordar que aunque ya no seamos un equipo como pareja, seguimos siéndolo como padres. Es primordial la coordinación en este sentido para hacer felices a nuestros hijos y evitar que los regalos se conviertan en medios de manipulación.

Ante todo, la labor de los padres consiste en mantener el espíritu de la Navidad en sus hijos y recordar que el amor que sienten por ellos es mucho mayor a cualquier rencilla o rencor que puedan mantener con el otro progenitor. Sabemos que no es fácil, pero por eso decimos que los Reyes son de Oriente, y los padres son los Magos.


                                                                    Feliz Noche de Reyes, desde el equipo de PzL Abogados


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